Los alumnos de infantil de Vinuesa y Molinos de Duero, acompañados por tres profesores, realizaron una excusión el dia 22 de octubre al Museo del Bosque.
El día era soleado con un poco de viento.La actividad comenzó a las diez y media en el Museo del Bosque impartida por las monitoras del museo.
La actividad consistió en tres partes:
-Lección sobre las setas,partes y tipos.
-Búsqueda de setas.
- Juegos relacionados con las setas.
La actividad se realizó para que los alumnos más pequeños aprendieran sobre el aprovechamiento micológico y a diferenciar setas malas y buenas.
Finalmente los alumnos de infantil aprendieron sobre las setas y se divirtieron mucho.
Todos dicen que les gustaría repetir la experiencia.
ESCRITO POR: Dani , Pedro, Sara ,Mario y Laura
En un mundo donde la rapidez manda y la limpieza se fiscaliza con lupa, las cocinas profesionales no pueden permitirse grietas, ni físicas ni funcionales. Y si hay un componente que lo resume todo —resistencia, economía y normativa— es el fregadero industrial de acero inoxidable. Una pieza que, lejos de ser secundaria, es el epicentro invisible de cualquier cocina con aspiraciones. Porque cuando la actividad no cesa y los litros de agua fluyen sin tregua, lo que se necesita no es un fregadero cualquiera, sino uno que esté a la altura del ritmo profesional.
Desde los comedores escolares hasta las cocinas de hospitales, el fregadero es donde comienza —y a veces termina— la batalla diaria contra la contaminación cruzada. Y es aquí donde queremos detenernos hoy: en la importancia crítica que tienen los fregaderos industriales de acero inoxidable en las cocinas escolares. Lugares donde no solo se cocina, sino donde se forma el paladar de toda una generación. Y también donde la ley exige más, con razón.
Por eso, si estás buscando un fregadero industrial que resista, dure y no desangre tu presupuesto, sigue leyendo. Porque hoy hablamos sin rodeos, como lo haría un jefe de cocina: con hechos, acero y cifras.
Lo barato, si sale bueno, dos veces bueno. Y eso ocurre cuando se elige un fregadero fabricado en acero inoxidable AISI-304, la aleación profesional por excelencia. No hablamos de una moda, sino de una exigencia. Este tipo de acero no solo resiste la corrosión y los ácidos de limpieza, sino que también cumple con las normativas más estrictas en materia de sanidad. En una cocina escolar, donde se lava desde fruta fresca hasta bandejas de uso diario, la resistencia no es opcional: es esencial para la seguridad alimentaria.
Un fregadero AISI-304 bien instalado y mantenido puede durar más de una década. Además, su superficie lisa evita la proliferación bacteriana, reduce los tiempos de limpieza y aguanta temperaturas extremas sin inmutarse. Y como bien saben los inspectores de Sanidad, donde hay un fregadero correcto, suele haber una cocina en regla.
La realidad es clara: una inversión modesta en un fregadero profesional puede evitar sanciones de hasta miles de euros. Pero, sobre todo, puede proteger la salud de cientos de escolares cada día.
Y es precisamente en ese equilibrio entre economía y funcionalidad donde destacan los fregaderos industriales que integran diseño inteligente con acabados profesionales.
Ni todas las cocinas tienen los mismos metros, ni todas las escuelas los mismos comensales. Por eso, la versatilidad en el diseño se ha vuelto imprescindible. Existen modelos con uno, dos o incluso tres senos; con peto trasero antisalpicaduras; con estante inferior para optimizar el almacenamiento o con espacio libre inferior para mejorar la accesibilidad y facilitar la limpieza del suelo.
¿Y qué pasa con las patas? Que sean regulables. Porque un fregadero desnivelado es caldo de cultivo para charcos, humedad y problemas. ¿Y los acabados? Que sean reforzados. Porque un golpe con una bandeja de acero o una olla caliente no puede terminar en abolladuras ni oxidación.
En el caso de los comedores escolares, además, el flujo de trabajo exige precisión milimétrica. Desde la entrada de bandejas sucias hasta la salida de utensilios desinfectados, el fregadero debe encajar como una pieza más del engranaje. Por eso, un modelo económico pero bien diseñado es mejor que uno caro e improductivo.
Muchos de estos detalles los puedes descubrir en este blog de cocinas industriales, donde cada semana analizamos casos reales, normativas y soluciones para espacios como el tuyo.
En una cocina profesional, una mala elección puede causar molestias. En una cocina escolar, puede comprometer la salud de menores. Por eso, apostar por fregaderos industriales de acero inoxidable no es lujo, es prevención. Los protocolos HACCP (Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control) exigen que toda superficie de trabajo y lavado cumpla condiciones higiénicas específicas. Y el fregadero es una de ellas.
El entorno escolar demanda lavabos funcionales, higiénicos, resistentes a los ácidos y que faciliten la limpieza constante. Todo esto lo ofrece el acero inoxidable, y más concretamente el modelo AISI-304, el estándar recomendado por todas las normativas europeas en contacto con alimentos.
Un fregadero económico puede convertirse en una inversión a largo plazo si se cuida correctamente. Estas son las recomendaciones para mantener su rendimiento intacto:
Normativa | Descripción |
---|---|
UNE-EN ISO 8442-2:1998 | Materiales metálicos en contacto con alimentos |
UNE-EN ISO 9445-2:2011 | Tolerancias en el acero inoxidable laminado |
UNE-EN 10088-2:2015 | Condiciones técnicas para aceros resistentes a la corrosión |
HACCP | Control de puntos críticos en seguridad alimentaria |
¿Qué acero es mejor, AISI-304 o AISI-430?
El AISI-304. Más higiénico, más duradero, más profesional. No hay color.
¿Se pueden fabricar a medida?
Sí, con escuadras, petos, estanterías o sin ellas. Todo adaptado al espacio.
¿Cómo se evita la cal?
Con vinagre blanco, productos antical suaves y secado inmediato tras cada uso.
¿Incluyen grifería?
Depende del modelo, pero siempre es recomendable verificarlo antes de la compra.
En Mi Mobiliario Hostelería apostamos por ofrecer fregaderos industriales económicos, funcionales y duraderos, sin perder de vista las necesidades reales del sector. Cada pieza de nuestro catálogo está pensada para resistir, cumplir y destacar. Porque la calidad no siempre es cara, pero sí debe ser constante.
Elige hoy el modelo que tu cocina necesita y empieza a trabajar con la confianza de quien sabe que está en buenas manos. Porque un buen fregadero no solo lava: protege, ordena y responde.
La reciente noticia ocurrida en Sevilla, donde un dentista logró apagar un incendio en un tranvía utilizando un extintor, ha puesto de manifiesto la necesidad de reflexionar sobre la seguridad contra incendios en espacios públicos. Este suceso no solo es una muestra de valentía ciudadana, sino también un recordatorio de que los equipos de prevención, como los extintores, deben estar en perfecto estado y disponibles en todo momento.
El hecho tuvo lugar en la avenida de San Francisco Javier, cuando un fallo en la catenaria del tranvía provocó un incendio que generó gran cantidad de humo y desconcierto entre los pasajeros. La rápida actuación de Javier Acero, odontólogo y vecino de la zona, evitó que el incidente pasara a mayores. Sin embargo, el verdadero debate que surge tras esta escena es qué tan preparados estamos para enfrentar una emergencia de este tipo.
Ante casos como el ocurrido en Sevilla, la pregunta que muchos se hacen es: ¿donde comprar un extintor confiable y homologado? La respuesta es clara: existen distribuidores especializados, tiendas de seguridad y plataformas online que ofrecen equipos certificados, adecuados para hogares, negocios o incluso vehículos.
Tener un extintor en el lugar correcto y en condiciones óptimas puede marcar la diferencia entre un susto controlado y una tragedia. No se trata solo de contar con uno, sino de adquirirlo en sitios de confianza, donde se garantice que cumple con la normativa vigente y con las revisiones necesarias.
En el caso del tranvía, el primer extintor que encontró el dentista no funcionaba, lo que demuestra la importancia de invertir en equipos de calidad y, sobre todo, en un mantenimiento periódico que asegure su eficacia.
Uno de los aspectos que genera dudas a la hora de adquirir estos equipos es el costo. Muchas personas creen que los extintores precios son elevados, cuando en realidad se trata de una inversión muy asequible comparada con los riesgos que previene.
Los precios de los extintores varían según su tipo (agua, CO₂, polvo químico, espuma, etc.), capacidad y destino (uso doméstico, comercial, industrial o en vehículos). En el mercado se pueden encontrar opciones desde menos de 30 euros para uso básico en el hogar hasta modelos más avanzados con mayor capacidad y resistencia para entornos de mayor riesgo.
Además, conviene recordar que la normativa exige su presencia en determinados espacios, como comunidades de vecinos, oficinas, locales comerciales y transportes públicos. El gasto inicial se convierte, en realidad, en una garantía de protección y cumplimiento legal.
Cuando se habla de prevención, no basta con tener el equipo a la vista; es esencial saber interpretarlo y utilizarlo correctamente. La etiqueta de extintores contiene información vital: tipo de agente extintor, instrucciones de uso, fecha de fabricación, caducidad y revisiones realizadas.
En el caso del tranvía incendiado en Sevilla, se comprobó que el primer extintor estaba casi inservible. De haberse revisado su etiqueta con anterioridad, se habría detectado su estado y se habría evitado depender de un segundo dispositivo.
Por ello, cualquier ciudadano, trabajador o usuario de transporte debería familiarizarse con la lectura de estas etiquetas. Conocer qué tipo de fuego puede apagar un extintor y cómo manipularlo de forma rápida puede significar la diferencia entre el control y el desastre.
La historia del dentista y el director de banco que colaboraron en apagar el fuego es inspiradora, pero también nos recuerda una verdad fundamental: la seguridad es responsabilidad de todos. No podemos depender únicamente del azar de tener un héroe cerca. La prevención exige un compromiso colectivo de instituciones, empresas y ciudadanos.
Los sistemas de transporte deben garantizar revisiones periódicas de sus equipos, las empresas deben cumplir con la normativa de seguridad contra incendios, y los ciudadanos debemos adquirir la cultura de autoprotección, que incluye desde saber dónde comprar un extintor hasta aprender a interpretar la etiqueta de extintores.
En España, la normativa exige que los extintores se revisen de manera regular, asegurando que siempre estén listos para actuar. Esto implica comprobar la presión, la integridad del envase y la caducidad de los componentes. Sin embargo, la realidad demuestra que no siempre se cumple al pie de la letra.
El caso del tranvía es un claro ejemplo de lo que ocurre cuando se descuida este aspecto. El extintor inoperativo puso en riesgo la vida de pasajeros y trabajadores, algo que pudo evitarse con una revisión técnica a tiempo.
Por tanto, no se trata solo de adquirir extintores, sino de mantenerlos en condiciones óptimas mediante inspecciones periódicas realizadas por profesionales acreditados.
Los incendios en medios de transporte no son frecuentes, pero pueden presentarse en cualquier momento. Una chispa, un fallo eléctrico o un descuido bastan para generar humo y llamas en cuestión de segundos. Ante estas situaciones, la reacción inmediata es vital.
De ahí la importancia de formar a los ciudadanos en el uso básico de los extintores, enseñar a identificar la etiqueta de extintores y fomentar la instalación de estos equipos en espacios públicos y privados.
No siempre habrá un héroe improvisado como Javier Acero. Pero si cada persona cuenta con las herramientas necesarias, la prevención se convierte en un hábito colectivo capaz de salvar vidas.
El suceso vivido en Sevilla nos recuerda que la prevención no es opcional, sino obligatoria. Comprar un extintor, conocer sus precios, aprender a leer su etiqueta y mantenerlo en condiciones es un compromiso mínimo con nuestra seguridad y la de los demás.
En el transporte público, en el hogar o en un negocio, cada extintor es un escudo contra lo inesperado. La historia del dentista demuestra que la valentía es importante, pero sin las herramientas adecuadas, puede quedarse corta.
Por eso, la lección que deja este incendio es clara: la seguridad comienza antes del fuego, en la decisión de equiparse, revisar y conocer cómo actuar. Solo así podremos transformar la heroicidad individual en una protección colectiva.
En el rumor de la vida diaria, entre oficinas repletas de papeles, almacenes colmados de mercancías y hogares que parecen refugios de calma, hay un enemigo silencioso que nadie quiere ver de cerca: el fuego. Y en ese escenario, cuando las llamas hacen su aparición sin previo aviso, las bocas de incendios equipadas se convierten en protagonistas silenciosas, en guardianas de vidas y patrimonios.
Decirlo en voz baja o a gritos da igual: hoy en día es impensable un edificio sin sistemas de protección contra incendios. Extintores, detectores de humo, alarmas, puertas cortafuego y, por supuesto, las BIE. Porque sin ellas, el margen de maniobra se estrecha y la improvisación acaba siempre en desastre.
Las bocas de incendios equipadas, conocidas en el sector como BIE, son sistemas fijos conectados directamente a la red de agua del edificio. Se alojan en armarios metálicos, siempre visibles, siempre estratégicamente ubicados, y permiten que cualquier persona pueda enfrentarse a un fuego inicial antes de que los bomberos lleguen al lugar. Son fáciles de accionar: abrir el armario, desplegar la manguera, abrir la válvula y dirigir el chorro al foco de las llamas. Sencillo, eficaz y, en muchos casos, decisivo.
No hablamos de un adorno ni de una exigencia burocrática: hablamos de la diferencia entre contener un incendio o verlo devorar un inmueble completo. Y ahí radica su importancia capital.
Las estadísticas lo dejan claro: los incendios que se contienen en sus primeros minutos rara vez provocan tragedias irreparables. Y esos primeros minutos dependen de una cosa: de contar con equipos accesibles y operativos. Los extintores son la primera línea de defensa; las BIE, la artillería media que gana tiempo y controla el avance del fuego hasta que llegan los profesionales.
Por eso no basta con tenerlas: hay que saber dónde están, cómo funcionan y cuándo usarlas. Porque un equipo de protección contra incendios sin usuarios preparados es como un paraguas olvidado en un cajón cuando llega la tormenta.
De hecho, cuando se plantea qué tipo de BIE instalar, aparecen las protagonistas de este relato: las de 25 mm y las de 45 mm. Ambas cumplen su misión, pero cada una está pensada para escenarios diferentes. Y conviene conocerlas, porque elegir bien puede ser decisivo. Aquí es donde cobra sentido detenernos en lo esencial: la BIE no es un elemento decorativo, sino la aliada que puede salvar un negocio, una vivienda o una vida.
Las BIE de 25 mm, conocidas como semirrígidas, son la elección habitual en oficinas, hospitales, colegios y edificios residenciales. Su virtud principal es la facilidad de uso: mangueras ligeras, maniobrables por una sola persona, que permiten actuar sin titubeos en esos espacios cerrados donde cada segundo cuenta.
Imaginemos un conato en un archivo repleto de documentación. El humo empieza a elevarse, los nervios se disparan. Con una BIE de 25 mm, cualquier trabajador puede abrir el armario, desplegar la manguera y contener las llamas sin esperar a refuerzos. Son compactas, prácticas y diseñadas para quienes no son profesionales del fuego pero sí guardianes de su espacio.
Si hablamos de naves industriales, grandes superficies comerciales o instalaciones con riesgo elevado, la respuesta está clara: BIE de 45 mm. Son las hermanas mayores, las que exigen más esfuerzo físico pero ofrecen un caudal de agua superior y un alcance que marca la diferencia en un incendio de envergadura.
Es cierto, no son para cualquiera: requieren al menos dos personas para manejarlas con eficacia. Pero en entornos donde los materiales combustibles se acumulan y el fuego puede crecer de forma explosiva, las bocas de incendios equipadas de 45 mm son insustituibles. Como una manguera de bombero en manos de quienes saben que no hay margen para improvisaciones. Y es ahí donde descubrimos la importancia de contar con bocas de incendios equipadas adecuadas a cada espacio.
No se trata de una competición entre modelos, sino de una decisión estratégica basada en el tamaño del edificio, la actividad que se desarrolla y el perfil de quienes usarán la BIE. En edificios pequeños, oficinas o viviendas colectivas, la lógica dice que las BIE de 25 mm cumplen con creces. En cambio, en fábricas, centros logísticos o grandes almacenes, la robustez de una de 45 mm es imprescindible.
El error común es pensar que basta con tener una, cualquiera, para cumplir con la normativa. Pero las normativas no entienden de improvisaciones: exigen la instalación de equipos adecuados y, además, su correcto mantenimiento. No olvidemos que una BIE en mal estado es un adorno caro que no servirá de nada en el momento crítico. Y de todo esto hablamos con detalle en cualquier blog sobre protección contra incendios serio y actualizado.
Las BIE no están solas en esta batalla. Forman parte de un ecosistema de seguridad que incluye:
Sin todo esto, confiar únicamente en una BIE sería como poner una vela contra una tormenta. La seguridad es un engranaje, y cada pieza tiene su función.
De poco sirve contar con el mejor equipo si no está operativo. La legislación obliga a realizar revisiones periódicas de las bocas de incendios equipadas, comprobando el estado de la manguera, las válvulas y el armario. Pero más allá de la obligación, está el sentido común: un incendio no avisa, y descubrir un fallo en ese momento sería un drama evitable.
Igual de importante es la formación. Enseñar a trabajadores, vecinos o estudiantes cómo actuar frente a un fuego, cómo usar una BIE, cómo no perder la calma. Porque el miedo paraliza, y la información da alas. Y en esa diferencia, de nuevo, se juega la vida.
Las bocas de incendios equipadas no son un lujo ni una opción. Son un requisito indispensable en cualquier espacio donde conviven personas y materiales que arden. Son el puente entre la alarma y la llegada de los bomberos. Y son, sobre todo, la garantía de que no quedaremos a merced de las llamas sin poder plantarles cara.
El futuro de la protección contra incendios pasa por equipos más eficientes, sistemas más inteligentes y normativas cada vez más estrictas. Pero mientras tanto, lo básico sigue siendo lo esencial: extintores y BIE. Dos aliados que, en silencio, nos protegen todos los días, aunque no los usemos jamás.
Porque cuando llegue ese momento —y ojalá nunca llegue—, estarán ahí. Y lo agradeceremos.