C.R.A. Pinares Altos en Santa Inés
El miércoles 11 de febrero los alumnos del C.R.A. Pinares Altos acompañados por algunos profesores fueron a esquiar al punto de nieve de Santa Inés.
Salieron a las 9:30 en la parada del autobús y sobre las 10:00 llegaron a su destino cantando canciones por el camino .Cuando llegaron los monitores les explicaron lo que tenían que hacer , les enseñaron a calzarse las botas y se encaminaron hacia las pistas de esquí .Allí hicieron 2 grupos, los que sabían y los que no sabían .
Cuando termino la mañana , todos se fueron a comer un delicioso menú compuesto por macarrones , hamburguesa y flan.
Por la tarde todos esquiaron otro rato más y más tarde fueron a tomar una chocolatada .Todos se lo pasaron muy bien.
me lo pase muy bien porque yo se esquar bien y me llebaron a la grande con todos que sabian esquiar.
En el sur de España, donde el sol cae a plomo sobre la encina y el alcornoque, donde la tierra huele a historia y los silencios están llenos de memoria, se cría el animal más simbólico de la cultura taurina: el toro bravo. La dehesa sevillana no es un simple paisaje; es un ecosistema vivo, complejo, y sobre todo, el sitio idóneo para la crianza de toros de lidia. No hay bravura sin territorio. No hay arte sin raíces. Y no hay toro bravo sin dehesa.
En este extenso entramado natural, el toro no solo nace: se forja. Cada hectárea de pasto, cada sombra proyectada por una encina centenaria, cada arroyo que serpentea entre el monte bajo, configura el temperamento de un animal que ha sido seleccionado durante siglos por su coraje, su resistencia y su inconfundible estampa.
La importancia del entorno no es un capricho romántico. Es una exigencia biológica, emocional y ganadera. En estos suelos nobles, los toros aprenden a dominar el espacio, a jerarquizar, a correr en libertad. Y el ganadero, que más que agricultor es artesano de la genética, observa, selecciona y pule el carácter de su ganadería con la precisión de un relojero.
Las labores ganaderas empiezan mucho antes del primer mugido del becerro. La ganaderia de reses bravas comienza en la cubrición, con la selección minuciosa de sementales y vacas madre, auténticas joyas genéticas que garantizarán camadas firmes, bravas y sanas.
En la crianza de toros de lidia, la cubrición es mucho más que una etapa reproductiva. Es una danza natural entre sementales escogidos por su bravura y vacas contrastadas por su linaje y temperamento. No se deja nada al azar. La monta es natural, en libertad, respetando los ciclos biológicos y asegurando que los partos coincidan con la época más benévola del invierno andaluz.
La fertilidad aquí es un acto de naturaleza salvaje y conocimiento ancestral. Y mientras los toros cubren al grupo de vacas en amplios cercados, el ganadero vigila desde la distancia, toma nota, y espera con la paciencia del que sabe que lo bueno tarda. Es el inicio de un ciclo que dura años y culmina, si todo va bien, en la plaza.
Y para quienes buscan comprender de cerca esta etapa, las visitas a ganaderías toros ofrecen una visión privilegiada de este mundo oculto al ritmo urbano.
Los becerros nacen en mitad de la noche, protegidos por la espesura y por el instinto maternal de las vacas. La dehesa guarda silencio cuando una vida comienza. Las vacas eligen los rincones más apartados, lejos de los machos y de la vista del ser humano. Allí, en el refugio del monte, se produce uno de los milagros más antiguos de la ganadería.
El calostro es la primera defensa. En apenas unas horas, el becerro debe ponerse en pie, succionar, fijar el lazo con su madre y comenzar a explorar ese entorno que moldeará su carácter. La dehesa sevillana no solo es cuna, es aula. Y en sus primeros días, el toro bravo aprende el valor de la sombra, la jerarquía del grupo, y el lenguaje de la bravura que le acompañará toda su vida.
Este inicio no se entendería sin conocer el impacto del entorno en la genética brava. Por eso recomendamos seguir recursos como este blog sobre ganaderia, donde se desentrañan los vínculos entre naturaleza, selección y tradición ganadera.
Durante los primeros meses, el becerro se alimenta exclusivamente de leche materna. A partir de la cuarta semana, comienza a probar la hierba y el agua del entorno. Su sistema digestivo se adapta. Su cuerpo se refuerza. Y lo más importante: su temperamento empieza a definirse.
Entre los seis y siete meses se produce el destete. Es el primer gran cambio en la vida del toro. Se le separa de su madre, se le identifica con crotales y se registra oficialmente en el libro genealógico. El rito del ahijado garantiza que cada toro lleva su historia documentada, que cada lidia está sustentada por la transparencia.
El herradero es un ritual antiguo y trascendental. Con hierro candente, cada toro queda marcado de por vida con el símbolo de su ganadería. Entre los siete y doce meses, bajo supervisión veterinaria, se ejecuta con precisión este acto de pertenencia y orgullo. No es dolor, es legado.
Desde ahí comienza la recría. Los toros atraviesan varias etapas: añojo, eral, utrero y finalmente cuatreño. En cada una de ellas crecen, pelean, corren y aprenden. En la libertad de la dehesa, desarrollan la musculatura y la inteligencia emocional que luego desplegarán en el ruedo. El toro se hace solo. Pero solo si se le da el escenario adecuado para ello.
En la plaza de tientas se decide el futuro. Aquí se mide la bravura de los machos y se evalúa la calidad genética de las hembras. Es un momento tenso, decisivo. Solo los mejores pasarán a formar parte de la estirpe.
Paralelamente, la salud de la ganadería se cuida con mimo: vacunaciones, tratamientos antiparasitarios y seguimiento constante por parte de veterinarios especializados. La excelencia también se mide en cifras sanitarias.
Los últimos pasos en la vida del toro bravo no son menos importantes. El apartado se realiza con delicadeza y estrategia. Se selecciona el lote. Se agrupa. Se prepara mental y físicamente al animal. Luego, en jaulas individuales, se realiza el embarque, cuidando los tiempos y la integridad de cada ejemplar. Porque hasta el final, el respeto es ley.
En cada res que pisa la plaza, hay años de observación, paciencia y sabiduría. Hay dehesa, hay clima, hay genética, pero sobre todo, hay compromiso. La crianza de toros de lidia en la dehesa sevillana es una obra coral donde el animal, el entorno y el hombre se entienden en un pacto antiguo. Un pacto que garantiza no solo bravura, sino identidad.
La dehesa no es solo el sitio ideal. Es el único sitio posible. Porque un toro bravo solo puede ser bravo si nace, vive y se cría en libertad, entre encinas, al amparo del viento seco del sur y bajo la mirada experta de quienes, generación tras generación, han hecho de la ganadería de lidia una forma de entender la vida.
La Diputación de Salamanca ha lanzado un plan de 4 millones de euros para fortalecer la seguridad y la Protección Civil en toda la provincia. El programa, sin precedentes, busca modernizar equipos y sistemas de prevención de incendios para que cada municipio esté mejor preparado ante emergencias.
La Diputación Provincial ha anunciado un programa sin precedentes: Salamanca refuerza seguridad con plan de 4 millones, destinado a reforzar la Protección Civil y mejorar los sistemas de prevención de incendios en todos los municipios de la provincia. Este plan no solo responde a una necesidad urgente de modernizar equipos, sino que también busca crear un modelo preventivo sólido, equitativo y sostenible.
Con esta dotación económica, se financiarán recursos esenciales para que cada localidad esté mejor preparada frente a emergencias, garantizando que la seguridad de los ciudadanos no dependa del tamaño o del presupuesto de su ayuntamiento.
Uno de los ejes fundamentales de este programa es la incorporación de material de primera intervención. La venta de extintores y su correcta distribución en espacios públicos y privados se convierte en un pilar estratégico de esta inversión. Estos equipos, considerados esenciales por los especialistas, estarán disponibles en dependencias municipales, centros educativos, instalaciones deportivas y edificios administrativos.
La instalación de extintores de polvo ABC y CO2 permitirá dar respuesta inmediata ante conatos de incendio, evitando que situaciones menores se conviertan en desastres de gran magnitud. Además, se impulsará la adquisición de soportes, señalización adecuada y sistemas de fijación, garantizando que estos dispositivos estén siempre accesibles y listos para su uso.
El plan no se limita a la dotación de extintores. Incluye la incorporación de dispositivos de intervención más avanzados, como mangueras de alta presión, trajes ignífugos, alarmas y sistemas de comunicación que optimicen la coordinación entre cuerpos de emergencia.
El suministro de extintores CO2, esenciales para combatir incendios de origen eléctrico o provocados por líquidos inflamables, se convertirá en un recurso clave en colegios, centros tecnológicos y edificios donde las instalaciones eléctricas representan un riesgo significativo.
Este enfoque integral garantiza que cada municipio pueda enfrentar diferentes escenarios de incendio con los equipos adecuados.
Un aspecto vital del programa es la capacitación de personal municipal, brigadas locales y voluntarios de Protección Civil. El correcto uso de un extintor puede ser determinante para controlar un fuego en segundos. Sin embargo, un manejo inadecuado puede convertirlo en un recurso ineficaz.
Por ello, se han previsto jornadas de formación práctica y simulacros de emergencia, orientados a:
Identificar los tipos de fuego.
Seleccionar el equipo adecuado para cada situación.
Aplicar técnicas de extinción seguras y eficientes.
Actuar de manera coordinada entre los equipos locales y provinciales.
La enseñanza incluye procedimientos para la utilización de extintores en instalaciones eléctricas, precauciones específicas para fuegos de clase B (combustibles líquidos) y protocolos de seguridad en espacios con gran afluencia de personas.
El objetivo principal del plan es reforzar la cultura de la prevención. Invertir en medidas preventivas siempre es más rentable que afrontar las consecuencias de un gran incendio. Los costes materiales, humanos y ambientales derivados de un siniestro superan con creces la inversión en equipos básicos de seguridad.
Por ello, este programa contempla no solo la entrega de equipamientos, sino también la mejora en señalización, sistemas de detección temprana y campañas de concienciación ciudadana.
La combinación de extintores accesibles, personal formado y estrategias de sensibilización permite reducir riesgos y crear un entorno más seguro en toda la provincia.
La inversión se asignará siguiendo criterios de población, nivel de riesgo y necesidades específicas de cada municipio. Tanto los pueblos más pequeños como las localidades con mayor densidad de habitantes recibirán recursos adaptados a su realidad.
Este modelo de gestión busca garantizar que ninguna zona quede desprotegida. La cohesión territorial es un valor fundamental del programa, que pretende establecer un sistema homogéneo de prevención y respuesta frente a incendios en toda Salamanca.
El extintor, aunque sencillo en apariencia, es una de las herramientas más efectivas en situaciones de emergencia. Su incorporación masiva en edificios municipales y espacios públicos representa una medida de bajo coste y alto impacto.
El plan incluye la dotación de diferentes modelos según la necesidad:
Extintores de polvo ABC: versátiles, adecuados para materiales sólidos, líquidos inflamables y equipos eléctricos.
Extintores CO2: especializados en fuegos eléctricos y líquidos, imprescindibles en entornos tecnológicos.
Extintores portátiles de 1 kg y 2 kg: ideales para espacios reducidos y de fácil manipulación.
La disponibilidad de estos equipos, junto con la formación en su uso, aumenta exponencialmente las posibilidades de evitar tragedias mayores.
El impacto del plan se percibirá en dos niveles:
A corto plazo: Los municipios estarán mejor preparados para responder a emergencias gracias a la llegada inmediata de equipos y formación.
A largo plazo: Se consolidará una cultura preventiva que reducirá riesgos, minimizará pérdidas materiales y fortalecerá la confianza ciudadana en las instituciones.
Este enfoque no solo protege a la población, sino que también disminuye el coste económico asociado a la reparación de daños tras un siniestro.
Con esta iniciativa, la provincia da un paso firme hacia un modelo de gestión integral de riesgos. La inversión en equipos, formación y concienciación ciudadana convierte a Salamanca en un referente de responsabilidad institucional y eficiencia preventiva.
Cada municipio, desde los más pequeños hasta las grandes localidades, se convierte en un eslabón esencial dentro de una red de protección colectiva. El plan de 4 millones de euros no representa un gasto, sino una inversión en seguridad, confianza y sostenibilidad.
El Plan de Equipamientos para la Protección Civil y Prevención de Incendios en Salamanca constituye una estrategia integral que combina inversión, tecnología, formación y prevención. Gracias a esta iniciativa, la provincia estará mejor equipada, preparada y consciente de la importancia de actuar con rapidez y eficacia frente a cualquier amenaza de incendio.