Los alumnos del CRA Pinares Altos situado en las localidades de Vinuesa y Molinos de Duero, están participando en el Concurso de Cuentos Solidarios, que organizan Radio Nacional de España y la Fundación Crecer Jugando, en colaboración con Toys ‘R’ Us.
Durante el mes de octubre los distintos cursos elaboran un cuento cuyo personaje principal, la jirafa Geoffrey, participa en una iniciativa solidaria.
Durante las clases con la ayuda del profesor de lengua, y después del colegio, los alumnos trabajamos en grupos para ir creando la historia.
Pronto estará terminada y se podrá leer en la web del colegio.
Este cuento tiene como objetivo sensibilizar a los niños sobre los valores solidarios y de cooperación.
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Visitar una ganadería brava en la dehesa sevillana es mucho más que presenciar de cerca la crianza del toro de lidia. Es adentrarse en un paisaje único, donde las encinas marcan la silueta del horizonte, la tradición taurina se entrelaza con la cultura rural y la hospitalidad andaluza abre sus puertas al visitante.
Antes de recorrer los senderos del campo bravo, surge la gran cuestión: ¿Cómo vestir para ir a los toros en el campo en una dehesa sevillana? La respuesta exige un equilibrio entre elegancia, respeto a la tradición y, sobre todo, funcionalidad frente a las condiciones propias del entorno.
En la plaza, la moda taurina se rige por la estética urbana, pero en el campo, la prenda se convierte en herramienta. Las visitas suelen incluir caminatas, trayectos en remolque o caballos y contacto directo con el terreno polvoriento. Así, el atuendo no debe ser solo vistoso, sino también práctico, resistente y acorde al clima andaluz.
En este contexto, vestir correctamente refleja no solo buen gusto, sino también un gesto de respeto hacia la tradición del campo bravo y quienes lo habitan.
El sombrero cordobés o de ala ancha no solo protege del sol abrasador, sino que aporta un sello de autenticidad al look campero. Para quienes prefieren un aire más desenfadado, una gorra de tonos neutros es válida, aunque siempre menos elegante.
El algodón y el lino son insustituibles en la ropa de campo sevillana. Las camisas de manga larga en tonos claros como blanco, celeste o beige ayudan a mantener la frescura y aportan un aire clásico. Para ellas, blusas fluidas de corte cómodo cumplen con la misma función.
Las mañanas en la dehesa pueden ser frescas incluso en primavera. Un chaleco de piel o de paño ligero se convierte en la opción ideal. En otoño, una chaqueta de tweed o cuero completa el conjunto sin perder el aire rural.
Los vaqueros clásicos, los chinos de tonos tierra o incluso pantalones de lino en verano resultan perfectos. En el caso de las mujeres, conviene evitar faldas muy ajustadas o vestidos excesivamente delicados, ya que el terreno requiere movilidad.
Nada identifica mejor al campo andaluz que las botas camperas. Resistentes, elegantes y funcionales, son la opción más recomendable. Para quienes buscan más comodidad, unas deportivas robustas o botas de montaña también cumplen, siempre que soporten el polvo y los caminos irregulares.
Un pañuelo al cuello, gafas de sol y una mochila pequeña son imprescindibles. El pañuelo, además de aportar color, protege del polvo levantado por el viento.
En pleno siglo XXI, la moda se adapta sin perder raíces. Las camisas de lino con cortes contemporáneos, chalecos con detalles coloridos o chaquetas de inspiración ecuestre permiten fusionar modernidad con la estética campera.
Es posible mantener un estilo personal sin renunciar a la esencia de la dehesa. La clave está en que el conjunto proyecte autenticidad, sin caer en excesos de urbanidad que desentonan con el entorno rural.
El clima de Sevilla obliga a adaptar la vestimenta a la época del año:
Primavera y verano: las temperaturas superan fácilmente los 30 grados. Convienen prendas ligeras, transpirables y de colores claros. Sombrero y gafas de sol son imprescindibles.
Otoño: mañanas frescas y tardes templadas piden chalecos de paño, chaquetas finas o incluso un poncho ligero.
Invierno: aunque menos frío que en otras regiones, el campo sevillano requiere abrigos de lana o cazadoras de cuero. El gorro de lana puede sustituir al sombrero en los días más fríos.
El vestuario campero está cargado de símbolos culturales que han trascendido generaciones:
Sombrero cordobés: emblema de Andalucía, usado tanto por hombres como mujeres.
Botas camperas: resistentes, hechas para durar y caminar sobre tierra y piedra.
Pañuelo al cuello: práctico, elegante y con valor histórico en las faenas de campo.
Cinturones de cuero labrado: complemento funcional y estético que identifica el estilo ecuestre.
Asistir a un tentadero o a una jornada en la ganadería no se reduce a la ropa. La visita se completa con actividades como:
Observación de los toros en su hábitat natural, recorriendo la finca a caballo o en todoterreno.
Degustaciones gastronómicas con productos locales: quesos, vinos y guisos camperos.
Contemplación del cielo nocturno en la dehesa, donde la contaminación lumínica es casi inexistente.
Así, la experiencia trasciende lo taurino y se convierte en un viaje cultural y sensorial.
¿Puedo llevar zapatillas deportivas?
Sí, siempre que sean resistentes y de suela adecuada. Sin embargo, las botas camperas son la elección tradicional y más segura.
¿Es obligatorio el sombrero?
No es una imposición, pero sí una prenda altamente recomendada por protección solar y simbolismo cultural.
¿Qué ropa deben evitar las mujeres?
Los tacones y la ropa excesivamente ajustada. Es preferible optar por prendas cómodas y frescas.
¿Cómo protegerse en días de viento?
Con una chaqueta ligera, gafas de sol y un pañuelo ajustado al cuello. El sombrero debe contar con cinta para evitar que vuele.
Vestirse para la ocasión significa unir comodidad, autenticidad y respeto por la cultura campera. Desde el sombrero cordobés hasta las botas camperas, cada detalle refleja la unión entre funcionalidad y elegancia.
El campo bravo no solo exige ropa adecuada: requiere sensibilidad para entender la historia que late en cada rincón. La próxima vez que prepares tu visita, recuerda que vestir bien para el campo es también una forma de honrar a la dehesa y a quienes la mantienen viva.