El día 13 de febrero se celebró el carnaval con el colegio .Los diás anteriores cada clase se hacía un disfraz diferente con cartulinas , bolsas para disfraces , cartones y trozos de papel para el relleno de algunos de los disfraces . Los niños de infantil se disfrazaron de soles , los de 1º y 2ºse disfrazaron de estrellas , los de 3ºy 4º se disfrazaron de bombillas y nosotros , 5º y 6º , de científicos locos ,también vinieron los de Molinos de planetas .
Aquel dia hasta que llego la hora ,estuvimos muy nerviosos .nos estuvimos partiendo de risa de los disfraces de los disfraces hasta que fuimos hasta el salón .Al llegar al salón fuimos desfilando con la música hasta el escenario y bailamos con los profesores,al final comimos una chocolatada muy ,muy,muy,muy buena .
CARNAVAL ,CARNAVAL ,CARNAVAL TE QUIERO EN VINUESA EN MOLININOS Y EN EL MUNDO ENTERO
Málaga, esa ciudad que no deja de crecer ni un día, tiene sus propios ritmos cuando se trata de levantar un tabique o renovar un local. Y entre licencias, ordenanzas, y pasos administrativos, emerge una figura que se ha convertido en un auténtico salvavidas para particulares y empresas: la declaración responsable de obras. No es una moda. Es una necesidad. Porque si quieres reformar con seguridad jurídica y sin ahogarte en plazos, este documento es tu mejor aliado.
En esta guía diseccionamos los trámites de declaración responsable en Málaga aplicados a obras simplificadas. Lo hacemos desde la experiencia, con precisión quirúrgica y sin rodeos. Porque, como suele decirse, el que avisa no es traidor. Y en temas de urbanismo, lo que no se declara, se acaba pagando.
Una declaración responsable permite comenzar una obra sin necesidad de esperar una licencia tradicional. El solicitante asume que cumple con todos los requisitos técnicos, urbanísticos y normativos, y lo manifiesta por escrito ante el Ayuntamiento. No hay más misterio. Pero lo importante no es el "qué", sino el "para qué": para reformar, abrir, ampliar o rehabilitar sin perder meses entre expedientes y ventanillas.
No hablamos de una simple ventaja administrativa. Hablamos de seguridad jurídica, cumplimiento normativo y viabilidad comercial. Porque sin declaración responsable o sin licencia de actividad, tu obra o tu negocio podrían enfrentarse a sanciones y, lo que es peor, a la clausura.
Es en este contexto donde la declaración responsable Málaga cobra un papel esencial, tanto para particulares como para empresas que quieran actuar con responsabilidad y rapidez.
No todas las obras requieren de una licencia de obra mayor. En Málaga, se puede presentar una declaración responsable para:
Pero cuidado: si hablamos de alteraciones estructurales, ampliaciones de superficie, cambio de uso del inmueble o intervenciones en edificios protegidos, el procedimiento cambia. Ahí ya hablamos de licencia urbanística, y la declaración responsable no te cubrirá las espaldas.
Por eso, conviene actuar con inteligencia y consultar previamente a técnicos especializados. En ciudades como Sevilla, el uso de esta figura también se ha normalizado, como muestra esta referencia sobre la declaración responsable en Sevilla, igualmente esencial en el ámbito de la rehabilitación urbana andaluza.
El proceso para tramitar una declaración responsable en Málaga no es complicado, pero sí exige rigor. Estos son los pasos que no debes saltarte:
Esto no significa que no haya control. El Ayuntamiento puede inspeccionar la obra en cualquier momento. Si detecta irregularidades, impondrá sanciones o, incluso, la paralización del proyecto. Y ahí, amigo lector, no hay excusas que valgan.
Para más contexto técnico y normativo, puedes ampliar consultando esta información sobre licencias que aporta detalles sobre casos concretos en toda España.
Lo que puede parecer un simple trámite, se convierte en un quebradero de cabeza si no se ejecuta con precisión. Estos son los fallos más habituales:
En todos los casos, el remedio es el mismo: contar con profesionales especializados que preparen la documentación y supervisen el cumplimiento técnico. Es la única forma de evitar sanciones y retrasos.
Si la declaración responsable es vital para construir o reformar, la licencia de actividad lo es para abrir. Porque una cosa es tener el local listo, y otra muy distinta es poder ejercer legalmente.
Negocios sin licencia están expuestos a denuncias vecinales, inspecciones de oficio y multas que pueden ascender a miles de euros. La solución es sencilla: planificar desde el inicio la tramitación conjunta de declaración responsable + licencia de actividad.
Más allá del ahorro de tiempo, hay otros beneficios claros:
En un entorno urbano como el de Málaga, donde el desarrollo y la rehabilitación avanzan a velocidad de crucero, la declaración responsable es mucho más que un formulario. Es la línea que separa una obra legal de un dolor de cabeza urbanístico. Es la garantía de que tu inversión, tu reforma o tu apertura, no se conviertan en una pesadilla administrativa.
Y aunque parezca sencillo, no lo dejes al azar. Porque la diferencia entre un trámite bien hecho y uno improvisado puede costarte caro. Muy caro.
Nosotros lo tenemos claro: construir o reformar con responsabilidad es el primer paso hacia un proyecto exitoso. Y para eso, contar con asesoramiento técnico especializado no es un lujo, es una necesidad.
El reciente episodio ocurrido en el Ayuntamiento de Melilla ha puesto sobre la mesa la urgente necesidad de garantizar un sistema de prevención contra incendios sólido, actualizado y verificado.
La detección de extintores sin revisar durante más de dos años dentro del Palacio de la Asamblea revela una carencia grave en el cumplimiento del Reglamento de Instalaciones de Protección Contra Incendios (RIPCI). Esta situación no solo expone a los trabajadores y visitantes a un riesgo innecesario, sino que también pone en entredicho el compromiso de las instituciones con la seguridad ciudadana.
Los extintores portátiles no deben entenderse como un mero trámite administrativo. Son la primera línea de defensa en caso de incendio, herramientas capaces de marcar la diferencia entre un conato controlado y una catástrofe de gran alcance. La negligencia en su mantenimiento constituye un peligro directo que afecta tanto a las personas como al patrimonio público.
La falta de revisión, la ubicación incorrecta de los equipos o la ausencia de señalización adecuada son errores que vulneran la normativa y convierten a los dispositivos en adornos inservibles. Por ello, resulta imprescindible reforzar una cultura preventiva que asuma la seguridad como un compromiso continuo.
La simple venta de extintores no es garantía de seguridad. La eficacia de estos dispositivos depende de su correcta instalación, ubicación estratégica y mantenimiento periódico. El RIPCI establece plazos claros: revisión visual cada tres meses, revisión técnica anual y retimbrado con prueba de presión cada cinco años. Incumplir estos plazos constituye una falta grave que puede derivar en consecuencias irreversibles.
El caso del Ayuntamiento de Melilla demuestra que adquirir equipos sin cumplir los calendarios de inspección es un error que mina la confianza de la ciudadanía en sus instituciones. La seguridad requiere inversión, seguimiento y responsabilidad compartida.
La denuncia realizada por el diputado Amín Azmani, documentada en vídeo, desencadenó la rápida respuesta del Ejecutivo local. Somos Melilla celebró la decisión de iniciar una inspección completa de los equipos instalados en el Palacio de la Asamblea, destacando que ni siquiera fue necesario difundir las imágenes públicamente para generar acción institucional.
Este hecho pone en valor el papel de la vigilancia ciudadana y de los medios especializados en seguridad contra incendios, como este espacio digital, que informan y educan sobre el cumplimiento del RIPCI. La sensibilización pública es clave para evitar que la negligencia se normalice y ponga en peligro a toda la comunidad.
El RIPCI es la referencia normativa que regula los requisitos de todos los sistemas de protección activa contra incendios. En él se establece un esquema de control que obliga a:
Verificar trimestralmente la accesibilidad y señalización de cada equipo.
Realizar revisiones técnicas anuales que aseguren la operatividad.
Ejecutar pruebas de retimbrado y presión cada cinco años.
En Melilla, la ausencia de inspecciones durante más de dos años constituye un incumplimiento flagrante que, de haberse producido un incendio, podría haber supuesto pérdidas humanas y materiales irreparables.
Durante la revisión grabada, se detectaron tres deficiencias graves:
Extintores caducados, cuya última revisión databa de 2023.
Ubicación inadecuada de algunos equipos, alejados de las zonas de mayor riesgo.
Carencia de señalización clara que indicara la presencia de los dispositivos.
Cada uno de estos fallos compromete la eficacia de la intervención en los primeros minutos críticos de un incendio. Un solo extintor fuera de servicio o mal colocado puede ser la diferencia entre contener un fuego o permitir que se propague sin control.
El diputado Azmani subrayó que la simple grabación, sin difusión pública, bastó para que el Gobierno local iniciara la revisión integral. En paralelo, Somos Melilla solicitó medidas correctivas inmediatas:
Actualización de los certificados de inspección.
Reubicación de los extintores conforme a normativa.
Colocación de señalización visible y estandarizada.
Publicación de un calendario oficial de revisiones periódicas.
Estas acciones buscan que la seguridad contra incendios deje de depender de denuncias puntuales y se convierta en un cumplimiento constante y transparente.
La prioridad debe ser siempre proteger a las personas. Tanto los empleados de la institución como la ciudadanía que acude al Palacio de la Asamblea confían en que se cumplen los estándares de seguridad. Los extintores en buen estado son un compromiso con la vida, mientras que su abandono representa un riesgo colectivo.
Tal como recalcó Azmani, lo básico es “garantizar que su gente esté protegida frente al fuego”. Esta premisa debe guiar cada decisión en materia de seguridad.
El caso del Ayuntamiento de Melilla es un recordatorio de que la cultura preventiva no puede dejarse en segundo plano. Cumplir con el RIPCI, mantener equipos revisados, garantizar la señalización y formar al personal en protocolos de emergencia son pilares fundamentales para evitar tragedias.
La prevención no debe limitarse a la reacción tras una denuncia, sino integrarse como una práctica sistemática en todas las instituciones públicas y privadas. La transparencia en la gestión y el compromiso institucional son esenciales para transmitir confianza y garantizar la seguridad colectiva.
La seguridad contra incendios no admite descuidos. El episodio de Melilla debe servir de ejemplo a todas las entidades, recordando que cada extintor en buen estado puede salvar vidas. El reto no es reaccionar tras un fallo, sino prevenir con disciplina, rigor y continuidad.
El compromiso con la protección debe estar presente en cada institución, empresa y comunidad. Solo así se logrará que la prevención deje de ser una obligación formal y se convierta en un verdadero escudo frente a los riesgos del fuego.